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Soy Lucía. Una “chica” de Carlos Paz. Aun sin saber cuál es mi vocación, pero ya no me culpo por eso.
Viajé muchos años de mi vida, pasando por todas las personalidades que habitan en mí. Esa condición de viajera me ayudó a ser una persona despojada de lo material. Pienso que la empatía, la consciencia del otro, es el factor fundamental para sanar la sociedad.
Soy una convencida de que se llega más lejos haciendo las cosas bien.
Soy impulsiva en mis expresiones y muy insegura. Y a pesar de esa inseguridad, salí, viví, me equivoqué mil veces, y me perdoné siempre. Los años me van ayudando a aceptarme y quererme con todos mis defectos. Tengo un profundo amor por mi familia. Soy nena de papá en el mejor sentido de la expresión, y mi mamá tiene razón cuando dice que quiero ser niña eternamente. Mis hermanos me inspiran.
Amante del vino, siempre sonriendo y convencida de que hay más gente buena que mala en el mundo.
Cambiando, siempre cambiando, enfrentando los miedos que cada cambio trae. Dispuesta siempre a arriesgar un poco más.
En el proceso de eliminación de las estructuras sociales, aprendiendo a descartar las expectativas que sólo generan frustración.
Me siento amada por mi gente y eso me genera felicidad absoluta, pedir más sería egoísta de mi parte.